La energía verde: un reto posible a pequeña escala
La foto es de la Revista Esposible
Por: EsPosible
Casi el 29% del suministro energético en Latinoamérica procede de fuentes renovables. Ante la falta de suministro en áreas rurales, muchos actores sociales apuestan por la energía eólica ó solar como un baluarte de desarrollo, sostenibilidad y autoabastecimiento.
A raíz del alza de los precios del crudo, múltiples crisis energéticas o la preocupación por el cambio climático, experiencias pioneras en el desarrollo de tecnologías energéticas renovables se llevan a cabo en la región latinoamericana desde hace años, tanto desde el ámbito local como a nivel nacional. Países como Argentina, Brasil, Bolivia, Ecuador, Nicaragua y, más recientemente, Perú, han incentivado la producción de energía hídrica, eólica, solar, biomasa y geotérmica a través de primas sobre tarifas eléctricas, empresas paraestatales o fondos de subvención.
Con esta lógica, en el año 2002, el Parlamento brasileño aprobó el “Programa para Incentivar a las Fuentes Alternas de Energía” (PROINFA), que comenzó a operar la empresa Eletrobrás con el objetivo de activar la producción de 3.300 MW de energía renovable antes de 2008. Brasil logró que energía procedente de tres fuentes (biomasa, hidroeléctrica y eólica) abasteciera el 10% de la producción nacional, convirtiéndose en uno de los gigantes energéticos de la región.
Por su parte, Argentina creó en 2006 un fondo fiduciario de energías renovables, administrado por el Consejo Federal de la Energía Eléctrica, que remunera con 1,5 céntimos de dólar el Kwh eólico, solar, biomasa y geotérmico. Nicaragua otorgó en 2005 beneficios tributarios a las empresas inversoras y Perú estableció primas para renovables sobre las tarifas eléctricas, garantizando rentabilidades de al menos el 12%.
Gracias a estas iniciativas, en Latinoamérica el crecimiento exponencial de suministro energético procede de fuentes renovables hasta alcanzar un 29%, según datos de la Agencia Internacional de Energía. Sin embargo, y tal como señalan múltiples actores sociales en la región, una mirada más profunda a los datos revela que más del 98% de esta energía proviene del sector hidroeléctrico y del biofuel, los más competitivos económicamente hablando, pero que también han generado muchas críticas “su daño a la biodiversidad y los altos costes sociales que tienen”.
De esta forma, la mayoría de las experiencias sostenibles que se están desarrollando en la región tienen lugar a pequeña escala, se implementan en áreas rurales con fines de autoabastecimiento y son fruto de carencias energéticas. Y es que de la necesidad nace el ingenio.
Si quieres saber más sobre la energía renovable en Latinoamérica, lee el artículo completo en la Revista Esposible.
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