Triple Nobel a la paz en femenino, ¡ya era hora!
La imagen es de Andreuchis en Flickr
Fuente: Canal Solidario.com
Ante la lógica militar y sexista, hace tiempo que las mujeres demuestran que un conflicto se pueder supera mediante diálogo, convivencia y respeto a los derechos humanos. Así lo ha valorado el Premio Nobel de la Paz 2011, otorgado a Ellen Johnson-Sirleaf, Leymah Gbowee y Tawakkul Karman.
Cuando anunció los premios el pasado viernes, el Comité Nobel Noruego resumió en una frase tantas oportunidades perdidas: “No se podrá conseguir la democracia y una paz perdurable en el mundo si las mujeres no obtienen las mismas oportunidades que los hombres a la hora de influir en el desarrollo a todos los niveles de la sociedad”.
Tres pedazo de mujeres y un Nobel
Ellen Johnson-Sirleaf entró en la historia africana en 2006 por convertirse en la primera mujer dirigente de un país, también es conocida por su contribución a poner fin al conflicto armado en Liberia, que desangró el país en 14 años de guerra civil. Su combate contra la corrupción y las reformas en el país le valieron el sobrenombre de la Dama de hierro.
Leymah Gbowee, también de Liberia, lideró un movimiento pacifista integrado por mujeres de diferentes etnias y religiones que consiguió el perseguido sueño de terminar con la guerra civil en el país. Entre otros, promovió con éxito la famosa huelga de sexo entre las mujeres para que los combatientes dejaran las armas. En 2006 fundó la Women Peace and Security Network Africa.
Tawakkul Karman fundó la Asociación Mujeres Periodistas Sin Cadenas en 2006 y ha sido una destacada defensora de los derechos humanos y la libertad de expresión en los últimos cinco años. Se la conoce por haber acampado en Al Taguir y por dirigir protestas habituales exigiendo la liberación de los presos políticos de Yemen, y también múltiples manifestaciones contra el régimen de Saleh.
¿Por qué un tercio a cada una?
¿Podríamos decir que cada una de las tres mujeres premiadas merece su propio Nobel, como la mayoría de los hombres anteriormente premiados? Carme Magallán, directora de la Fundación Seminario de Investigación para la Paz, afirma: “me parece bien que quieran recuperar terreno perdido y que otorguen los premios a mujeres de tres en tres, pero que eso no signifique que tres mujeres son igual a un hombre”.
Carme Magallán también ha mostrado su alegría y satisfacción por el el reconocimiento al trabajo de las mujeres por la paz, la búsqueda de formas de lucha pacíficas contra el conflicto y a favor de la reconciliación, un trabajo que desarrollan desde hace mucho tiempo en todo el mundo. Y además, en el caso de la yemení Karman, por la defensa del concepto de paz no sólo como ausencia de guerra, sino también como la construcción de una sociedad más justa, libre y democrática.
Y según el presidente del Insitut Català Internacional per la Pau, Rafael Grasa, “había que hacer oír las voces de las mujeres ya que han sido demasiado olvidadas en la historia de los Nobel”.
Y es que hasta ahora sólo 12 mujeres habían recibido el galardón desde su creación, en 1901. De hecho, 7 años hemos tenido que esperar a que el Comité Nobel volviera a valorar la labor de la mujeres en la construcción por la Paz, la última fue en 2007, Wangari Maathai, fallecida hace unos días.
Y 1325 historias más
La primera Nobel de la Paz fue, en 1905, Bertha von Suttner, una de las más destacadas figuras del movimiento pacifista internacional, cuya ideología difundió por toda Europa en los convulsos años del inicio del siglo XX.
En 1915, en el marco de la Liga Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad (WILPF, siglas en inglés), las activistas reafirmaron el vínculo que existía entre el movimiento feminista y el pacifista. Antes y después de este encuentro,* han sido centenares las historias de mujeres en busca de la paz*, de hecho, en la marcha de la sal promovida por Ghandi, al menos un 70% de las participantes eran mujeres.
Algunos ejemplos los encontramos en las mujeres de Negro de Israel y Palestina, la Mujeres por la Paz de Irlanda del Norte, el Women’s Lobby de Zagreb y las Mujeres de Negro de Belgrado, la Ruta Pacífica de Mujeres y la Organización Femenina Popular de Colombia, o las Abuelas de la Plaza de Mayo de Argentina, o más recientemente la comunidad de mujeres activistas online y offline de la Primavera Árabe. ¿Podría haber un Nobel para cada una de estas historias? Quizás. Nos enterneció la historia de Irena Sendler, que ha corrido estos días por las redes sociales, nominada al Premio Nobel en 2007 y fallecida también esta semana.
Seguro que todas ellas y muchísimas más se recogerían en 1325 mujeres tejiendo la paz, una publicación que recoge las semblanzas de las mujeres que han contribuido a la construcción de la paz. Su nombre hace alusión a la Resolución 1325 de la ONU, aprobada el año 2.000, para que las mujeres sean tenidas en cuenta en los procesos de la construcción de la paz en todo el mundo y para que las violaciones se consideren crimenes de guerra.
Precisamente este mismo año 2011 en Madrid se ha constituido la sección española de la red internacional WILPF. Con la denominación de WILPF España, un grupo de mujeres de diferentes ámbitos profesionales han tomado esta iniciativa con el objetivo de dar a conocer, participar y apoyar el trabajo de las mujeres por la paz y el desarme en el mundo.
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