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El Saloncito de Ross

Descubriendo un pedazo del universo de la mujer india

Descubriendo un pedazo del universo de la mujer india

La foto es de Laura Sancho


Por: Laura S Torné / Canalsolidari.org

El mundo interior de la mujer india está lleno de sorpresas: las diferencias generacionales, el diálogo entre modernidad y tradición, el peso de la cultura y la religión, su rol ante el hombre y la familia o sus aspiraciones personales. Nos adentramos en las historias de Seema, Bhawan, Venna y Usha.


Pasar una semana conviviendo con cuatro mujeres indias de 23, 25, 57 y 63 años en un centro de meditación, como voluntarias todas, es un viaje fascinante donde se descubre un mundo de luces y sombras, de ilusiones y desengaños, de sueños y frustraciones.

Seema tiene 25 años, en la actualidad trabaja como modelo, antes había trabajado como periodista en uno de los canales de MTV en la India. Vive entre Delhi y Bombay. Como mujer casada, debe entregar a su marido los beneficios obtenidos de su trabajo para que él los administre para ambos.


Hace ocho meses que está casada, la boda se celebró en el más genuino estilo hinduista, una celebración preciosa, llena de rituales, colores, flores… y rodeada de mucha emoción familiar. Antes había tenido otra pareja durante seis años, los progenitores de él finalmente no la aceptaron y ella había decidido no casarse en esta vida, lo que no gustaba a su madre. Su actual marido había sido amigo suyo durante años, y más tarde fortalecieron la relación hasta que sus respectivas madres vieron muy conveniente que se casaran, por acuerdo mutuo. Y es que en la India, el 80% de matrimonios son “concertados” o acordados por los padres de la futura pareja.


Al preguntarle si le gustaría convertirse en una famosa actriz de Bollywood dentro de unos años, me respondió que ese no era su objetivo. Quería trabajar 2 o 3 años en este sector, llegar tan lejos como pudiera, para después pasar a dedicarse por completo a su rol de madre. Antes, sin embargo, tenía algunos sueños por cumplir, como aprender a bailar salsa o estudiar un idioma extranjero.

Me explicó que su sociedad es eminentemente machista, es primero el padre y la madre en segundo término y luego el hombre y su familia, quien tiene el poder sobre la mujer. Aunque, me decía, que el status quo va cambiando poco a poco, y sobre todo en las grandes ciudades. En este sentido, su referente es Indira Ghandi, la primera, y la última, presidenta de India. Mucha gente utiliza este argumento para justificar que el subcontinente está avanzando en cuanto a la igualdad de género. Pero, ¿qué es una entre miles? En este caso, el hecho de ser la hija del presidente (y una mujer sumamente formada y concienciada sobre la realidad del país), ganó a la “irremediable” condición de mujer. Sin duda, el debate está abierto.

Veena, de 57 años es madre de familia, tiene dos hijos, que “afortunadamente” ya están casados. Su marido tiene un negocio de venta de objetos de decoración, ella le ayuda, la mayoría de mujeres en India trabajan y contribuyen a la economía de alguna manera, pero muchas veces su aportación económica es invisible, no se documenta ni se visualiza en las estadísticas oficiales.


Me preguntaba también alarmada si toda la gente de mi país tiene el pelo rizado y cómo podía ser que teniendo pareja formal viajara sola. Al final me regaló dos pulseras rojas típicas del hinduismo, las que llevan las mujeres cuando están casadas (quizás era una indirecta), que se conocen como bangles. Y, efectivamente, al salir del centro todo el mundo me preguntaba si estaba casada.

Usha es una gran meditadora Vipassana, ha hecho diferentes cursos de meditación, entre ellos, uno de 30 días en silencio. También la llamábamos anti, una palabra cariñosa que designa a las mujeres de avanzada edad, y es que era la mayor y más sabia del grupo. Tiene el pelo largo hasta la cintura, y toda ella desprende armonía y paz. La anti es viuda desde hace años, por lo tanto, ya no lleva el símbolo en la frente ni le está permitido lucir joyas ostentosas.

Aunque la Constitución permita a las divorciadas y viudas casarse en segundas nupcias, no lo hacen porque por normal general la sociedad las margina. Utilizando un lenguaje formado por palabras del hindi, muchos gestos y un poco de inglés, me explicó que en India se practicaba el sati o quema de viudas, un acto público en el que la viuda se echaba viva en una hoguera en la pira funeraria del difunto marido. Actualmente esta práctica está prohibida.

Bahawana tiene 23 años, estudia artes plásticas y de momento no está comprometida. Me dijo que cuando se casara me invitaría a su boda, y que yo le tendría que traer un bonito regalo de España. Aunque las mujeres acaban siendo mantenidas por un hombre, muchos padres y madres quieren que sus hijas estudien porque de esta manera pueden optar a un mejor matrimonio. Eso sí, de momento la Bahawana disfruta de sus estudios y saca mucho provecho.

Éstas son sólo unas pinceladas de las historias personales de cuatro mujeres indias, puedes leer más sobre las desigualdades de género en India en la web de la Fundación Vicente Ferrer.

También puedes encontrar más información sobre las mujeres de India en la página web de All Indian Democratic Women’s Association y en la de SEWA.

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