"SOY JÓVEN Y QUIERO TRABAJAR LA TIERRA"
La foto es de Lee Carson en Flickr
Ésta no es una frase que se suele escuchar mucho. Resulta extraño que una persona joven se quiera dedicar a trabajar en el campo, y más aún si ha estudiado una carrera universitaria o es mujer.
Este oficio es considerado un trabajo esclavo a la vez que mal remunerado, sin embargo resulta ser,condición necesaria para nuestras vidas alimentarias.
Se puede añadir que la agricultura representa el 2.96% de la población ocupada del Estado Español (según datos del Instituto de Nacional de Estadística), y que este porcentaje se reduce año tras año. E incluso así todavía hay gente (¡y jóvenes también!) que tienen la inquietud y las ganas de dedicarse al campo. Decisión arriesgada y comprometida en un territorio donde el acceso a la tierra no es fácil, ya que o bien la cultura del ladrillo o bien los proyectos vinculados a grandes infraestructuras se han impuesto en todas partes. Además del drama de depender de las subvenciones, que afectan a la planificación de las explotaciones, muchas veces implicando grandes inversiones por parte del campesinado; representante políticas agrarias de alto poder condicionante y que cambian sucesivamente de estrategia y objetivos. Todo ello, sin subsanar la lentitud y la burocracia de llenar papel y más papeles…
Por otra parte, hay que poner sobre la mesa otras cuestiones como los transgénicos y el modelo agresivo impuesto por esta tecnología. Y es agresivo por diferentes razones, todas ellas de fundamental consideración. Primero, porque anula la autonomía del campesinado obligando a comprar cada temporada semillas patentadas; segundo, porque no hay una postura clara y común dentro del mundo científico sobre la inocuidad tanto sobre la salud de los consumidores/as como sobre el medio; y tercero, porque aquellas personas que apuestan por la agricultura convencional, o peor aún, por la ecológica se ven condenadas a la contaminación transgénica de su producción, imposibilitando así la coexistencia de los diferentes modelos. Esto, está pasando en nuestro territorio sin ningún tipo de información ni debate, mientras en el resto de Europa se prohíbe esta agricultura o se aplican moratorias en cultivos transgénicos.
Y ante este panorama, todavía hay gente que afirma con orgullo “¡Soy joven y quiero ser campesino/a!”, con todas las dificultades que ello conlleva y con unas administraciones que no facilitan el acceso a este oficio. Por este motivo es necesaria una visibilización de la situación del sector primario, que refleje las realidades y peculiaridades a todos los niveles (social, ambiental, cultural y político), hay una apuesta clara por la supervivencia de este sector.
En base a este objetivo cada vez son más las personas, colectivos y entidades que promueven otro modelo de agricultura y alimentación. Estos días, y después de la experiencia del año pasado, se vuelve a convocar una nueva Semana Estatal de Lucha esta vez con el lema Por una Agricultura y Alimentación Libre de Transgènicos. Entre los próximos 12 y 17 de abril se reproducirán en el estado diferentes actos de todo tipo, que culminarán con una manifestación el sábado 17 de abril frente a la sede del Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino en Madrid.
0 comentarios