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El Saloncito de Ross

SIETE AÑOS DESPUÉS

SIETE AÑOS DESPUÉS

Fuente: Mar Vallecillos / CanalSolidario.org

La imagen es de Jose Téllez en Flickr



El 15 de febrero de 2003 se celebraron en todo el mundo las primeras grandes manifestaciones contra la guerra de Irak. ¿Qué queda de aquellos meses calientes de movilizaciones sociales e indignación compartida? ¿Por qué la guerra de Irak nos movilizó tanto y los 4 millones de parados, nada?

El 15 de febrero de 2003 se produjeron en todo el mundo manifestaciones masivas contra la inminente invasión de Irak por parte de Estados Unidos, Gran Bretaña y España. Diferentes ciudades vivieron movilizaciones sin precedentes y Barcelona y Madrid fueron referentes internacionales.

A las pocas semanas y en un clima de indignación ciudadana, la invasión se produjo y, con ella, comenzaba una guerra que aún hoy se sigue librando. La excusa era la supuesta fabricación de armas de destrucción masiva por parte del régimen iraquí (más tarde se demostró que era un argumento falso). El contexto más inmediato: los atentados del 11 de septiembre en Nueva York dos años antes y la invasión de Afganistán como respuesta de los Estados Unidos. En aquella ocasión, sin embargo, la ofensiva tenía el apoyo de las Naciones Unidas y no el caso de Irak en 2003.

En España, los antecedentes de grandes movilizaciones contra el gobierno del Partido Popular eran bastante recientes: meses antes, en noviembre de 2002, se había producido la catástrofe del Prestige y las posteriores manifestaciones contra la gestión que hizo el gobierno. Y en junio de 2002 hubo la huelga general contra el “decretazo” de la reforma laboral.

En diferentes ciudades, además de seguirse estas protestas generales, se vivían además otro tipo movilizaciones de los movimientos sociales, seguidas por miles de activistas y gente afín: En 2001, recogiendo los ecos de Seattle, tomaba forma el movimiento antiglobalización en Barcelona, ante una reunión del Banco Mundial en la ciudad que finalmente se canceló ante el clima de protesta y en 2002 se repetían las protestas esta vez “contra la Europa del capital” a propósito de una cumbre europea en la ciudad.

En 2003 se siguieron las manifestaciones contra la guerra. Las protestas y la indignación colectiva, sin embargo, alcanzaron su cota más alta en mayo de 2004 tras el atentado de Al Qaeda del 11 de marzo en Atocha. Tres días después caía el gobierno y la primera medida del nuevo presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, era la retirada inmediata de las tropas en Irak.

Siete años después, la Campaña por la retirada de las tropas españolas de Afganistán recuerda que la guerra en Irak continúa, pese al establecimiento de un sistema supuestamente democrático, pero centra la conmemoración de este año en la situación en Afganistán, país del que el Estado español no ha retirado las tropas sino que las ha incrementado.

“Hoy, siete años después, debemos protestar contra la decisión del gobierno español de apoyar la ocupación estadounidense de Afganistán con más tropas aún, contra las matanzas que llevan a cabo las fuerzas ocupantes, y contra las nuevas mentiras que nos dicen.

No se está reconstruyendo Afganistán: gran parte de las inversiones termina en manos de multinacionales o de corruptos dirigentes locales, impuestos por la ocupación.

La democracia en el país es una farsa: las recientes elecciones fueron universalmente reconocidas como fraudulentas, pero Karzai sigue como presidente.

No se han liberado las mujeres afganas: Karzai incluso ha aprobado una ley mediante la cual los hombres pueden violar a sus esposas, algunas de las cuales tienen menos de diez años.”

De qué sirvieron, en que quedaron, aquellos meses o años de movilizaciones … Cientos de miles de personas salieron a las calles de nuestras ciudades protagonizando la mayor movilización ciudadana de nuestra historia. Y no fue sólo un día. El principal motivo fue la guerra, pero el Prestige, la reforma laboral, las mentiras del gobierno llevaron a la gente a debatir en el bar y en el trabajo, a hacer caceroladas en los balcones de su casa o repicando una farola en la calle, detener clases, colgar pancartas en las ventanas (algunas de las cuales continúan hoy recordándonos que la guerra, las guerras, no han terminado) ... ¿Y hoy? Si las guerras no han terminado, ¿qué hacemos tan desmovilizados? ¿O en realidad sí estamos hoy más movilizados que antes de febrero de 2003?

¿Sirvieron de algo aquellas movilizaciones?
Hemos llegado a los 4 millones de parados y aquí no se hace ni media protesta … La exclusión social aumenta, las expectativas de la juventud bajan, el futuro incierto para trabajadores y trabajadoras … pero las grandes movilizaciones, los debates a pie de calle, el sentimiento de incidencia política, ¿dónde han quedado?

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