Fuente: Wikipedia
El Ojo de Odín ha sido sacado de Taringa
Vikingo (del inglés viking, y este del nórdico antiguo víkingr)1 es el principal de los nombres dados a miembros de los pueblos germánicos originarios de Escandinavia, famosos por sus incursiones y pillajes en Europa. Dependiendo del contexto y de la interpretación del autor, puede usarse el nombre para referirse a los incursores de esta procedencia o a sus países de origen. La metonimia ha llevado a que el nombre se siga usando aún hoy en día de forma coloquial para referirse erróneamente a los países escandinavos.
Si bien existen referencias vagas a pueblos germanos del Báltico y Escandinavia en las fuentes latinas,2 sus ataques y su aparición en la escena política europea cobran relevancia con el saqueo del monasterio de Lindisfarne (793) en el norte de Gran Bretaña, al que pronto siguieron ataques a otros monasterios. Los anales y crónicas de los dos siglos siguientes están repletos de relatos aterradores. Su actuar violento aterrorizó a las antiguas comunidades que, aunque acostumbradas a la guerra, no tenían forma de prever cuándo habría una incursión y sufrían una carencia de poderes fuertes en los comienzos de la Edad Media. Estos ataques sumados a los de los húngaros y ávaros, a la presión de pueblos eslavos en Europa Oriental y a la de los árabes en el Sur fueron tanto causa como consecuencia de un período de inestabilidad que favoreció la descentralización política del feudalismo.
Durante los siglos siguientes, los vikingos y sus descendientes tuvieron gran influencia en la historia europea. En las Islas Británicas gobernaron durante muchos años hasta ser finalmente derrotados por los normandos, descendientes de vikingos que habían recibido tierras en Normandía (Francia). En Italia fundaron el reino normando de Sicilia e incluso llegaron a influir con sus incursiones en el Califato de Córdoba y en el Imperio bizantino. A través de los ríos del norte intervinieron repetidas veces en el mar Báltico y en Rusia, cuyos primeros estados (la Rus de Kiev) aparecen vinculados a aventureros vikingos.
Se suele datar el final del periodo vikingo con la caída del rey Harald el Despiadado, que murió en la Batalla del puente Stamford en el año 1066 cuando intentaba tomar posesión del territorio de Inglaterra.3 Si bien la influencia nórdica siguió siendo relevante, la aculturización de normandos en Francia, Inglaterra e Italia, las victorias militares de varios estados como Francia que lograron asegurar las costas y la propia disminución de incursiones escandinavas con la cristianización de Escandinavia supusieron paulatinamente el final de su actividad tal y como se conocía.
Los primeros vikingos eran paganos y politeístas. Adoraban a un panteón de dioses que personificaban las fuerzas de la naturaleza y otros conceptos. Más tarde se convirtieron al cristianismo.
Hay que tener en cuenta que, en contra de la percepción popular generalizada, los vikingos no fueron uniformemente paganos antes de su conversión total al cristianismo. Un gran número de ellos se había ido convirtiendo progresivamente, bien durante sus incursiones a tierras extranjeras, bien a través de monjes misioneros. Estos vikingos cristianos se hicieron cada vez más numerosos a medida que la nueva fe sustituía definitivamente al paganismo durante la evangelización de Escandinavia, aunque las viejas creencias perdurarían hasta el siglo XI.19 La conversión de los monarcas vikingos y la posterior imposición de la fe cristiana por parte de éstos a todo el pueblo constituyó un punto de inflexión crucial.
Durante este proceso de transición religiosa, la fe politeísta vikinga recibió ciertas influencias cristianas (como antes las había recibido de la religión pagana de Roma). A ello hay que añadir que muchas de las fuentes que proporcionan el conocimiento actual de la antigua religión vikinga fueron escritas por cristianos, y algunos de sus mitos y descripciones responden a una visión cristiana de la mitología nórdica.
La leyenda del ojo de Odin
Al principio, en la oscuridad del Vacio, Odin los AEsir nacieron de los gigantes y los viejos dioses. Matando a Ymir y haciendo de AEsirgard su hogar, los AEsir gobernaron sobre Valbala, la casa de los valientes, en la tierra mas ally del reino mortal. Muchas y variadas eran las criaturas que vivian fuera de Middlegard: los alfar, los duerges, los trolls y los jotuns; de vez en cuando estos seres trataban o se enfrentaban con los dioses, y en raras ocasiones iban al mismo Middlegard, para involucrarse en las obras de los hombres.
Odin el del Unico Ojo, nigromante y señor de la muerte, vino a Middlegard con su Valkirias para buscar guerreros valientes. Entre los muertos busco y escogio, tomando a los mas habiles y valerosos para que residieran en Valhala, donde disfrutar y pelear pasta que el Ragnaroik viniera a reclamar a los dioses e hiciera temblar el mundo. Con su lanza y las runas Odin camino por los campos de los muertos, buscando los guerreros que detendrian a los jotuns y forjarian el destino de un nuevo mundo tras el final de Middlegard.
en los campos de una terrible batalla Odin encontró a un guerrero de gran fuerza y tenacidad. Expulsado de su familia a causa de su furia, este berserker reunio en torno a el a una leal banda de huskarts que compartiernn sus riquezas y lucharon junto a el en todo momento. Pero heridos en la guerra, abatidos por la malvada brujeria y golpes mortales, sus cuerpos muertos quedaron esparcidos en el campo de batalla, donde Ia sangre tiño de un color rojo hierro la tierra. Solo el solitario berserker todavia vivia, su cuerpo proscrtto se negaba a escuchar la llamada del cuerno de Heimdall.
Por su vitalidad y habilidad, Odin marco al guerrero; descendiendo sobre el hombre, como un ladron que busca despojos en el campo de batalla, susurro al espiritu agonizante del hombre, preguntando su nombre para poder llevar al guerrero a Valhala.
‘Canarl, me llamo’, dijo entre jadeos el proscrito, ‘pero me conocen como el Bastardo, pues mi familia me desheredo. He combatido en muchos campos de batalla desde entonces, pero debido a la marca runica sobre mi frente estoy condenado a no morir’.
Odin observo la cabeza del hombre y vio alli la marca y supo que sus palabras eran ciertas. Entonces, con la vision de su runico ojo Odin leyo los hilos de su destino, y cambio la suerte de Canarl.
Mientras tu valor se enfrente a la muerte, haras fre nte a los estragos del tiempo. Tu habilidad es portentosa, pero mi mano to sera mas. Tu sangre se derramo sobre los campos tinendolos de rojo; to dare mi sangre, y a traves de ella conocerds mi fuerza. ¡Que cobren fuerza los tendones do tus piernas! ¡Que cobre, fuerza tu mano para agarrar la lanza! ¡Por la marca runica nunca seras afectado por el paso del tiempo: por las artes de la guerra to gobernaras!.
A medida que Odin pronunciaba estas palabras acerco su lanza a la cara de Canarl, y por la punta de Gungnir discurrio la brillante sangre roja del dios. Tres gotas cayeron sobre los labios de Canarl, y fue golpeado con el arma de batalla: su cuerpo se retorcio y sus pulmones se ahogaron, y murio aun en vida.
Con los podersos pronunciamientos del destino y el poder de sangre, Odin dio a Canarl la eternidad, pero el destino demandaba una compensacion. El ojo de Odin se asomo de nuevo a los caminos del futuro y entorno las demandas de las normas. ‘Con este pacto secreto que has realizado deberas esconderte, y no ser descubierio, deberas huir de la luz de sol y del fuego. Ninguna carne contendra el poder de mantenerte con vida, ninguna carne podra intoxicarte; solo la sangre de los hombres dara color a tu pecho. Con la sangre de la vida a los fuertes se vera tu poder multiplicado. Has derramado sangre, y mas sangre habras de derramar, y solo acercandote a mi sangre tu y tu linaje conocera la grandeza’.
Al final, Odin hablo por ultima vez, en esta ocasion pausadamente y de forma deliberada, diciendo, ‘Pero si eludes los caminos de la guerra, si aceptas el mando de los Vanir, entonces estaras al lado de ellos en las noches finales; abandona la lanza y el hacha v no conoceras la paz para tus hermanos aunque tu encuentres la paz del Vanaheim. Con las palabras de los Vanir sobreviviras de forma tranquila mientras los guerreros alcanzan la gloria y la muerte en el Ragnarok’.
Odin se alejo de Canarl, recogiendo su lanza y llamando a sus cuervos. Canarl se levanto del suelo, y a su izquierda acerco sus heridas sobre la boca de Ivar, su thegn, el cual se levanto; y a su derecha acerco sus heridas sobre la boca de Odindisa, su mujer, la cual se levanto; delante de el coloco sus heridas sobre la boca de Eyjolf, su skald, el cual se levanto. Y se encomendaron a los sacramentos de la muerte, y construyen alli una ciudad en honor a Odin
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