"La policía entró en el taller, me llevó directamente al aeropuerto y me subió al avión"
Bilal es el primer inmigrante repatriado que ha logrado un visado de vuelta al Estado. Cuando era menor lo expulsaron en condiciones penosas y en Marruecos tuvo que contar a sus amigos que vivir en España no es fácil.
Pasó en su ciudad de origen tres años desde que abandonó Madrid y, a principios de octubre, recibió una llamada autorizando su vuelta a la península. En esta entrevista concedida a Europa Press cuenta su experiencia.
¿Cómo te sientes después de todo lo ocurrido?
Por un lado, agradecido de que me hayan dado esta nueva oportunidad de poder vivir en España de forma legal, pero, por otro, enfadado porque yo he perdido tres años de mi vida en Tánger cuando podía haber estado en España continuando mi formación.
¿Por qué decidiste arriesgarte y venir? ¿Cómo llegaste a España por primera vez?
Yo no tenía miedo de venir a España. Yo crucé la frontera camuflado entre la gente y llegué al aeropuerto de Algeciras por la noche. Allí pase unos meses en casa de mi tía y después me vine a Madrid en autobus a buscar trabajo. Una vez en la capital me dirigí al Grupo de Menores de la Policía Nacional (Grume) y me llevaron al centro de menores de Hortaleza. Más tarde me puse en contacto con una organización que me ofreció vivir en un piso tutelado con otros menores inmigrantes, en Colmenar Viejo.
¿Cuál es tu deseo a corto plazo en el Estado?
Quiero seguir estudiando en el taller de carpintería de aluminio donde colaboraba. Espero que me vuelvan a coger despues de los tres años que he estado fuera, y poder trabajar para enviar dinero a mi familia todos los meses. Además, espero poder ir a Tánger, pero de vacaciones para ver a mis padres y hermanos.
¿Qué documentación te han proporcionado?
Ahora tengo el pasaporte y también me dieron un visado para poder entrar al país de forma legal, pero aún me falta el permiso de residencia que espero tenerlo pronto porque mi abogado ya lo está tramitando.
¿Cómo fue la repatriación?
No me lo esperaba. Salí de mi casa para ir al taller y a los cinco minutos llegó la policía pero como no estaba fueron al centro donde estudiaba, en Orcasitas. La policía entró en el taller y me llevó directamente al aeropuerto. Me subieron al avión y no sé cómo ellos tenían mi documento de identidad. Nadie me explicó nada y me trataron muy mal, me pegaron y empujaron y yo aún era menor. Mis educadores y abogados hicieron lo posible para que no me montaran en el avión, pero la policía apagó mi móvil y nadie pudo hacer nada para impedirlo.
¿Y cuándo llegaste a Tánger te estaba esperando tu familia?
No, nadie sabía que llegaba. Ni mis amigos ni mi familia tenían ninguna noticia de que me habían expulsado de España. Nadie me dio explicaciones de por qué me hicieron eso.
¿Cómo fueron tus tres años en Tánger?
Cuando estuve allí estudié en el Instituto Cervantes y mantuve el contacto con mis educadores que estaban intentando que yo pudiera volver a España y ellos me decían que tenía que tener paciencia, así que nunca perdí la esperanza.
¿Cómo vieron tus amigos tu regreso a casa? ¿Qué les recomiendas?
Ellos no entendían nada, porque no saben cómo funcionan aquí las cosas. En Marruecos todo el mundo se piensa que en España es fácil vivir, encontrar trabajo y vivienda. Pero realmente no es así, hay que aguantar mucho.
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