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ANTONIO Y ANTONIA: tener un hogar para sentirse alguien.

ANTONIO Y ANTONIA: tener un hogar para sentirse alguien.

La foto es de Juan Lemus Por: Ramon / Arrels Fundació Tener un hogar no es sólo tener un techo; significa mejorar la salud física y mental, aprender a gestionar los ingresos y recuperar la relación con el entorno. Por eso en 2009 Arrels invirtió el 48% del presupuesto en alojamiento y 211 personas tuvieron alojamiento estable. Una persona sin hogar que entra a vivir en un piso entra también en un proceso de recuperación de la autoestima, de habilidades domésticas y relacionales. El objetivo de acceder a un piso es que su salud física y mental mejoren, aprender a gestionar responsablemente los ingresos y los gastos y, poco a poco, mejorar las relaciones con el entorno e identificarse como un vecino más del edificio y el barrio.

La experiencia dice que el hecho de tener un hogar “juega un papel muy importante” en la recuperación de la persona, que “quien siente que tiene una casa se siente alguien”, explica la responsable del programa de viviendas con apoyo de Arrels Fundació, Mercè Cardona. “El objetivo es que estas personas puedan llegar a su máximo grado de autonomía, que sería la salida de un piso autónomo a la independencia económica”, añade.

Un buen ejemplo de esto es el de Antonio y Antonia. Durante años vivieron en las calles de Barcelona y ahora, tras pasar un año por una pensión y un tiempo por un piso con algunas deficiencias, viven en un piso muy digno, donde todavía les quedan algunas cosas por colocar pero que ya sienten como su casa.

 

El piso que pagan Antonio y Antonia procede del Patronato Municipal de la Vivienda y tiene un precio de alquiler más bajo que en el mercado normalizado. El 68% de las personas alojadas con el apoyo de Arrels cobran pensiones de 440 euros mensuales de media, una cifra insuficiente para acceder por su cuenta a una vivienda y una dificultad añadida para lograr la independencia económica.

Un 125% más de personas alojadas que hace cinco años
En la actualidad, Arrels gestiona 20 pisos con 60 plazas y preparados para personas con niveles de autonomía diferentes. Además, paga noches a pensiones y ofrece 33 plazas de alojamiento temporal en la Llar Pere Barnés. El año pasado, 211 personas fueron alojadas de manera estable, un 20% más que en 2008 y un 125% más que hace cinco años.

En 2009, el 48% de la gastos de la entidad se invirtieron en alojamiento y más de la mitad de las 51.153 noches que se pagaron fueron a viviendas normalizadas, una práctica que ha aumentado de manera importante en los últimos tres años. ¿Qué quiere decir esto? Que la mejora de personas que viven en pisos “es lo suficientemente significativa como para seguir apostando por esta línea, a pesar de la época de crisis en la que estamos ahora y las dificultades que hay”, dice Mercè Cardona. Y concluye: “Es una apuesta en la que no hay freno”.

Es estupendo esto de facilitar vivienda a personas que viven en la calle, si dependiese de mí todo el mundo tendría la posibilidad de acceder a una vivienda, ya sea individual o compartida.

Saludos,

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